¿Qué es Identidad?
Uno de los puntos importantes con los que trabajaremos en el proyecto Diseño en el Ecuador: Haremos Historia, tiene que ver con la identidad.
Cuando hablamos de identidad entramos en un terreno muy resbaloso, no es muy fácil entender la identidad y menos la identidad de un país, en el caso del diseño muchos diseñadores han pretendido “recuperar”, “rediseñar”, “actualizar” la identidad, en realidad identidad tiene que ver con cultura, y la cultura es una forma que está en constante evolución, la cultura que no evoluciona se anquilosa y muere, por tanto, encontrar dónde está la identidad de un país lleva por lo general a crear prejuicios que, en muchos casos ayudan a la difusión de ciertas culturas, pero en otros estigmatizan a pueblos enteros.
Uno de los puntos importantes con los que trabajaremos en el proyecto Diseño en el Ecuador: Haremos Historia, tiene que ver con la identidad.
Cuando hablamos de identidad entramos en un terreno muy resbaloso, no es muy fácil entender la identidad y menos la identidad de un país, en el caso del diseño muchos diseñadores han pretendido “recuperar”, “rediseñar”, “actualizar” la identidad, en realidad identidad tiene que ver con cultura, y la cultura es una forma que está en constante evolución, la cultura que no evoluciona se anquilosa y muere, por tanto, encontrar dónde está la identidad de un país lleva por lo general a crear prejuicios que, en muchos casos ayudan a la difusión de ciertas culturas, pero en otros estigmatizan a pueblos enteros.
El caso de los alemanes es muy paradigmático, luego de ser uno de los países más cultos del mundo tuvieron la mala fortuna de seguir a una ideología que asesinó millones de personas y perdieron la guerra, eso hizo que, incluso ahora, veamos a Alemania y a los alemanes con un estigma que las películas de Hollywood han llevado al paroxismo, sin embargo los alemanes actualmente no son, de ninguna manera, lo que fueron durante la segunda guerra mundial, el espíritu alemán los identifica más como un pueblo trabajador, eficiente, emprendedor y que produce artículos de altísima calidad, además de haberse convertido en el motor de Europa en las últimas decenas de años.
Podemos hablar de casos parecidos en relación a Colombia, un pueblo igualmente emprendedor y alegre que tuvo la mala fortuna de convertirse en el centro del narcotráfico internacional, todo colombiano que pasa por fronteras internacionales debe soportar la humillación de ser revisado y muchas veces repatriado sólo por su nacionalidad, un comportamiento que oculta la capacidad industrial y de producción de calidad que ha tenido Colombia desde hace muchos años.
Lo mismo pasa con México y la violencia, con China y sus productos de mala calidad, con Rusia y sus mafias, los países árabes y la Sharia, etc.
Entonces hablar de identidad puede tener que ver con su producción industrial (Japón), su producción agrícola (Chile) o de materias primas (Venezuela), el carácter de su gente (Brasil), sus capacidades deportivas (Argentina), sus bellezas naturales (Canadá), su religión (el mundo Árabe), su cultura histórica (Grecia), su folklore (México), su imperialismo (Estados Unidos), su temperamento (Inglaterra), su economía (Suiza), su belicismo (Corea del Norte), su sistema político (Cuba), su pobreza (el centro de África), su desarrollo (Singapur), sus ciudades (Italia), etc.
En muchos de estos casos la identidad ayuda a vender los productos que se generan en esos países, es indudable que un producto industrial japonés, alemán o yanqui será aceptado por la calidad de su producción sin reparos, en el caso chino, sabemos que fabrican productos de igual o mejor calidad que los ya nombrados pero arrastran también una producción barata y muy mala que ha hecho muy impopular su producción industrial.
El caso que nos interesa, el ecuatoriano, tiene de todo, y posiblemente nuestra identidad esté muy afectada por muchas causas, ciertamente al ser un país resultado de una división arbitraria e impuesta ha hecho que tengamos que fabricarnos una identidad nacional, en realidad somos un país andino muy similar a los demás países andinos, la cultura costeña es muy similar a la caribeña, y la amazonía la compartimos con otros países sudamericanos aunque en este caso tenemos la ventaja de una biodiversidad extraordinaria, superior a otros entornos amazónicos.
Las Galápagos son nuestra riqueza propia, diferente a todo lo demás en el mundo, pero las islas no son identificadas en relación al país, y por tanto no se las reconoce como ecuatorianas en la mente de la mayoría de la población mundial.
El ser el mayor exportador de banano tampoco ayuda mucho, las “Banana Republic” están en la mente de los países ricos como países corruptos, ignorantes, violentos, donde abunda la prostitución infantil, el narcotráfico, el machismo, etc. etc. Y a decir verdad nuestros índices de todo esto no son de lo mejor.
No estamos reconocidos como productores de productos procesados y nuestro folklor no está reconocido a nivel internacional, ni siquiera tenemos un dialecto que nos identifique, como a los chilenos, argentinos o españoles, en nuestro caso cada región habla distinto.
Nuestras ventajas, muchas de ellas no bien explotadas, están en nuestra multiculturalidad, en nuestras ciudades reconocidas como destinos turísticos de primera categoría, en la belleza natural que está por todas partes, en la producción de flores, de cacao y café de excelente calidad, en ser un destino relativamente económico, etc.
En una próxima entrada continúo con este análisis.
Podemos hablar de casos parecidos en relación a Colombia, un pueblo igualmente emprendedor y alegre que tuvo la mala fortuna de convertirse en el centro del narcotráfico internacional, todo colombiano que pasa por fronteras internacionales debe soportar la humillación de ser revisado y muchas veces repatriado sólo por su nacionalidad, un comportamiento que oculta la capacidad industrial y de producción de calidad que ha tenido Colombia desde hace muchos años.
Lo mismo pasa con México y la violencia, con China y sus productos de mala calidad, con Rusia y sus mafias, los países árabes y la Sharia, etc.
Entonces hablar de identidad puede tener que ver con su producción industrial (Japón), su producción agrícola (Chile) o de materias primas (Venezuela), el carácter de su gente (Brasil), sus capacidades deportivas (Argentina), sus bellezas naturales (Canadá), su religión (el mundo Árabe), su cultura histórica (Grecia), su folklore (México), su imperialismo (Estados Unidos), su temperamento (Inglaterra), su economía (Suiza), su belicismo (Corea del Norte), su sistema político (Cuba), su pobreza (el centro de África), su desarrollo (Singapur), sus ciudades (Italia), etc.
En muchos de estos casos la identidad ayuda a vender los productos que se generan en esos países, es indudable que un producto industrial japonés, alemán o yanqui será aceptado por la calidad de su producción sin reparos, en el caso chino, sabemos que fabrican productos de igual o mejor calidad que los ya nombrados pero arrastran también una producción barata y muy mala que ha hecho muy impopular su producción industrial.
El caso que nos interesa, el ecuatoriano, tiene de todo, y posiblemente nuestra identidad esté muy afectada por muchas causas, ciertamente al ser un país resultado de una división arbitraria e impuesta ha hecho que tengamos que fabricarnos una identidad nacional, en realidad somos un país andino muy similar a los demás países andinos, la cultura costeña es muy similar a la caribeña, y la amazonía la compartimos con otros países sudamericanos aunque en este caso tenemos la ventaja de una biodiversidad extraordinaria, superior a otros entornos amazónicos.
Las Galápagos son nuestra riqueza propia, diferente a todo lo demás en el mundo, pero las islas no son identificadas en relación al país, y por tanto no se las reconoce como ecuatorianas en la mente de la mayoría de la población mundial.
El ser el mayor exportador de banano tampoco ayuda mucho, las “Banana Republic” están en la mente de los países ricos como países corruptos, ignorantes, violentos, donde abunda la prostitución infantil, el narcotráfico, el machismo, etc. etc. Y a decir verdad nuestros índices de todo esto no son de lo mejor.
No estamos reconocidos como productores de productos procesados y nuestro folklor no está reconocido a nivel internacional, ni siquiera tenemos un dialecto que nos identifique, como a los chilenos, argentinos o españoles, en nuestro caso cada región habla distinto.
Nuestras ventajas, muchas de ellas no bien explotadas, están en nuestra multiculturalidad, en nuestras ciudades reconocidas como destinos turísticos de primera categoría, en la belleza natural que está por todas partes, en la producción de flores, de cacao y café de excelente calidad, en ser un destino relativamente económico, etc.
En una próxima entrada continúo con este análisis.