¿Tiene identidad el Ecuador?
Pregunta difícil, Claudio Malo diría que nuestra identidad está en la Cultura Popular, en aquella parte de la cultura que no ha sido excesivamente influenciada por la globalización. Y ciertamente en aquellos rasgos que conforman las tradiciones podemos encontrar referencias distintas de aquellas generadas por las culturas de élite las cuales nos acercan más a vernos “occidentales” y mimetizarnos con el primer mundo.
Pregunta difícil, Claudio Malo diría que nuestra identidad está en la Cultura Popular, en aquella parte de la cultura que no ha sido excesivamente influenciada por la globalización. Y ciertamente en aquellos rasgos que conforman las tradiciones podemos encontrar referencias distintas de aquellas generadas por las culturas de élite las cuales nos acercan más a vernos “occidentales” y mimetizarnos con el primer mundo.
Si buscamos diferencias extremas de la cultura popular con otros países seguramente no las encontraremos, sabemos que la mayoría de nuestras tradiciones son una mezcla de la cultura previa a la colonia y su hibridación con la cultura española, la vestimenta de nuestros indígenas de la Sierra fue impuesta por los conquistadores a pesar de que luego se han ido diferenciando hasta ser actualmente claramente identificadas por la región a la que pertenecen, esas diferencias sin embargo las notamos como ecuatorianos, pero no son nada evidentes desde el exterior.
Una de las excepciones es la de los otavalos, gracias a su forma de vida están en casi todas las ciudades del mundo con sus productos y sus vestimentas, lo que los hace ser nuestros embajadores, de alguna forma nos representan pues son claramente ecuatorianos.
Nuestras fiestas populares son igualmente muy variadas y locales, pero frente al resto de países andinos apenas hay diferencias que nos identifiquen, la mayoría de ellas tienen referentes parecidos en Perú, Colombia o Bolivia, lo que estaría muy bien si nos vendiéramos regionalmente pero no lo es cuando se trata de ser vistos como un país único.
La comida peruana se ha vuelto un referente en la cocina internacional, y si bien es diferente a la ecuatoriana no lo es totalmente, usamos ingredientes y formas de preparación parecida, pero nuestra cocina no ha llegado a ser identificada aún en el exterior.
El nombre de nuestro país expresa muchas cosas, si bien muchos críticos pretenden decirnos que debíamos habernos llamado de otras maneras, la verdad es que provenimos de una división política impuesta más o menos a dedo, de una Gran Colombia que, de haber seguido los deseos de Bolívar, habría sido una potencia, a ser el Departamento del Sur y luego el Ecuador, un país del tercer mundo, subdesarrollado, en vías de desarrollo, etc, etc, nos vendíamos con postales de indígenas pobres en paisajes desolados, parecía que deseáramos que nos vieran con lástima, y posiblemente esa era la intención.
Pero actualmente Latinoamérica tiene un gran empuje, ya no necesitamos que nos vean desde arriba, ahora podemos mostrarnos como iguales, y nuestro nombre en ese contexto dice mucho: Ecuador, la mitad del mundo, el “ombligo”, el centro, y otros muchos atributos que podemos usar a nuestro favor.
Gracias al fútbol nos reconoce un porcentaje muy grande de la población del mundo, ya no estamos en “algún lugar de Africa”, sino en Latinoamérica, y gracias a la agresiva política exterior de Correa somos también un referente de antiimperialismo, lo que implica también que somos parte del famoso “eje maligno” con que nos ve Estados Unidos.
La pelea contra Chevron también nos ha ayudado a ser “visibles”, la forma en que vendemos turismo, Ecuador ama la Vida, la constitución y su reconocimiento a la Pachamama, etc, podría hacer que nos vieran como un país cuidadoso con nuestro medio ambiente, como ya se lo ve a Costa Rica desde hace mucho.
Pero en realidad somos uno de los países más depredadores del mundo, el más sobrepoblado de Sudamérica, con niveles de violencia altos, con uno de los niveles de lectura más bajos de la región (0,5 libro leído por habitante al año), va a costar mucho cambiar esa percepción en el resto del mundo, sobre todo cuando la corrupción no se ha detenido y la explotación minera a gran escala no habla mucho de ecología, por algo somos la Banana Republic por excelencia, los mayores exportadores de banano.
Las Galápagos son nuestra mejor carta de presentación, un ambiente único en el mundo, un lugar paradisíaco y con animales que no le temen al hombre, con paisajes extraordinarios y aguas transparentes, es nuestro mejor llamado turístico, si somos capaces de cuidarlo y revertir los efectos de la colonización nos dará muchos más réditos a futuro.
La amazonía ecuatoriana también es una carta importante, biodiversidad, cercanía a centros poblados, comunidades indígenas accesibles, si logramos que la depredación se frene conseguiremos eso que ahora parece difícil, ser considerados un país respetuoso con el medio ambiente, la iniciativa del Yasuní nos dio mucha credibilidad, enterrada luego por el famoso 1%.
Encontrar lo que nos identifica no es tan difícil, hacerlo visible si, en un artículo próximo intentaré llevar la identidad hacia el diseño, y ver si es posible hacer reconocible esa identidad en el exterior.
Una de las excepciones es la de los otavalos, gracias a su forma de vida están en casi todas las ciudades del mundo con sus productos y sus vestimentas, lo que los hace ser nuestros embajadores, de alguna forma nos representan pues son claramente ecuatorianos.
Nuestras fiestas populares son igualmente muy variadas y locales, pero frente al resto de países andinos apenas hay diferencias que nos identifiquen, la mayoría de ellas tienen referentes parecidos en Perú, Colombia o Bolivia, lo que estaría muy bien si nos vendiéramos regionalmente pero no lo es cuando se trata de ser vistos como un país único.
La comida peruana se ha vuelto un referente en la cocina internacional, y si bien es diferente a la ecuatoriana no lo es totalmente, usamos ingredientes y formas de preparación parecida, pero nuestra cocina no ha llegado a ser identificada aún en el exterior.
El nombre de nuestro país expresa muchas cosas, si bien muchos críticos pretenden decirnos que debíamos habernos llamado de otras maneras, la verdad es que provenimos de una división política impuesta más o menos a dedo, de una Gran Colombia que, de haber seguido los deseos de Bolívar, habría sido una potencia, a ser el Departamento del Sur y luego el Ecuador, un país del tercer mundo, subdesarrollado, en vías de desarrollo, etc, etc, nos vendíamos con postales de indígenas pobres en paisajes desolados, parecía que deseáramos que nos vieran con lástima, y posiblemente esa era la intención.
Pero actualmente Latinoamérica tiene un gran empuje, ya no necesitamos que nos vean desde arriba, ahora podemos mostrarnos como iguales, y nuestro nombre en ese contexto dice mucho: Ecuador, la mitad del mundo, el “ombligo”, el centro, y otros muchos atributos que podemos usar a nuestro favor.
Gracias al fútbol nos reconoce un porcentaje muy grande de la población del mundo, ya no estamos en “algún lugar de Africa”, sino en Latinoamérica, y gracias a la agresiva política exterior de Correa somos también un referente de antiimperialismo, lo que implica también que somos parte del famoso “eje maligno” con que nos ve Estados Unidos.
La pelea contra Chevron también nos ha ayudado a ser “visibles”, la forma en que vendemos turismo, Ecuador ama la Vida, la constitución y su reconocimiento a la Pachamama, etc, podría hacer que nos vieran como un país cuidadoso con nuestro medio ambiente, como ya se lo ve a Costa Rica desde hace mucho.
Pero en realidad somos uno de los países más depredadores del mundo, el más sobrepoblado de Sudamérica, con niveles de violencia altos, con uno de los niveles de lectura más bajos de la región (0,5 libro leído por habitante al año), va a costar mucho cambiar esa percepción en el resto del mundo, sobre todo cuando la corrupción no se ha detenido y la explotación minera a gran escala no habla mucho de ecología, por algo somos la Banana Republic por excelencia, los mayores exportadores de banano.
Las Galápagos son nuestra mejor carta de presentación, un ambiente único en el mundo, un lugar paradisíaco y con animales que no le temen al hombre, con paisajes extraordinarios y aguas transparentes, es nuestro mejor llamado turístico, si somos capaces de cuidarlo y revertir los efectos de la colonización nos dará muchos más réditos a futuro.
La amazonía ecuatoriana también es una carta importante, biodiversidad, cercanía a centros poblados, comunidades indígenas accesibles, si logramos que la depredación se frene conseguiremos eso que ahora parece difícil, ser considerados un país respetuoso con el medio ambiente, la iniciativa del Yasuní nos dio mucha credibilidad, enterrada luego por el famoso 1%.
Encontrar lo que nos identifica no es tan difícil, hacerlo visible si, en un artículo próximo intentaré llevar la identidad hacia el diseño, y ver si es posible hacer reconocible esa identidad en el exterior.